Saber conservar en buen estado tu cuadro de pintura durante años, es saber cuidar tu inversión y el valor emocional que puedes pasar a otra generación.

CÓMO CONSERVAR Y CUIDAR TUS CUADROS DE PINTURA

1. Aléjalas de toda fuente de calefacción o aire acondicionado

Una temperatura estable es lo ideal, entorno a 19ºC, pero como es difícil de conseguir en un hogar doméstico, te aconsejo colocar tus obras alejadas de chimeneas, radiadores, aires acondicionados, etc.

Los cambios bruscos de temperatura pueden afectar a la composición química de los pigmentos y ph de otros materiales utilizados en la pintura y producir bolsas, arrugas y craqueladuras en la superficie del cuadro.

Los lienzos tienen que estar tensados con cuñas de madera que van metidas en el marco del soporte, para que no se  dilaten  y contraigan con los cambios bruscos de temperatura y humedad.

2. Evita colocarlas en ambientes húmedos

Los soportes con lienzo están realizados, en general, con  materiales vegetales como madera o telas, por lo que retienen y transmiten calor y humedad, que son caldo de cultivo para microorganismos.

Lo mejor es almacenarlas, colgarlas o embalarlas sin plásticos, en sitios que no sean húmedos (como un baño), porque entonces provocarás  la formación de  un micro-ambiente para hongos, moho e insectos.

Crea una corriente de aire en la parte de atrás del cuadro, haciendo que el borde inferior de éste no toque la pared y tenga aireación. Las obras de arte tienen que respirar y transpirar. Puedes ponerle en los extremos de su base unas lágrimas adhesivas de silicona.

Descuelga los cuadros de pintura de las paredes al menos dos veces al año y revisa el reverso. Examina también los marcos, especialmente los de madera.

Una humedad óptima  rondaría el 40% ó 55%.  En el caso de soportes con lienzo, tenlo en cuenta sobre todo si vives en un lugar costero.

3. Ilumínalas adecuadamente

La radiación ultravioleta del sol y la luz artificial, producen decoloración en los barnices, craqueladuras (red de grietas) y descomposición; además disminuye la intensidad de los colores.

Evita que tus pinturas estén expuestas a la luz solar directa mediante cortinas, estores, etc. Si hace falta cambia su ubicación.

Si colocas focos que iluminen de forma permanente al cuadro, mejor que sean de luz fría, así no añadirán luz y calor extra,  que los podría dañar.

Lo ideal es una iluminación indirecta, así evitarás los brillos que da el barniz protector de la pintura. Te recomiendo ponerla a 2 metros de distancia de la obra.

Las pinturas a la acuarela y al pastel deben recibir poca luz y nunca directa (60 lux máximo), ya que la sensibilidad de estos colores a la luz es mucho mayor que la de los óleos y acrílicos (150 – 200 lux).

4. Elimina el polvo con delicadeza

Te recomiendo que utilices un pincel de cerdas suaves para quitarle el polvo.

Es preferible un poco de polvo antes que una limpieza demasiado agresiva. Te desaconsejo los limpia-pinturas que venden en comercios y los limpiadores domésticos, sobre todo si van en un medio acuoso.

En general son abrasivos o tienen propiedades que alteran el color. Pueden manchar tu pintura y desgastar los materiales.  Podrían causar daños irreversibles, no te arriesgues.

Los métodos caseros de limpieza (patata, cebolla, etc.) son desastrosos para tu pintura; los restos de alimentos serán la bienvenida para microorganismos que dañarán tu obra.

5. Consérvalas libres de humos y contaminación

Al colgar tus pintura sobre una chimenea que uses, en pocos años verás cómo se oscurecen sus colores.

Cuando colocas un cuadro en la cocina, los humos y grasas  al cocinar se depositarán en la superficie del cuadro.

Si aún así decides colocarlos en estas zonas, protégelos enmarcándolos con cristal.

La pátina que deja el tiempo en tu obra de arte también la dignifica. Deja que te cuente su historia.

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